Gracias a la amabilidad de la condesa viuda de Cedillo, propietaria del edificio, y la colaboración de nuestra buena amiga, la profesora Carmen Vaquero Serrano, que ofició de excepcional guía, el 2 de diciembre tuvimos la oportunidad de visitar y conocer más en profundidad la capilla de Santa Catalina, adjunta a la iglesia del Salvador.
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